jueves, 31 de octubre de 2013

Finales

FIN

A menudo, cuando terminamos de leer un libro a pensamos ¿Y ahora qué? ¿Qué pasará con los personajes? Pero nunca nos hemos parado a pensar que eso realmente pasa en nuestra vida. Y con suerte, muchísimas veces. 

El final de una etapa se puede asemejar al final de un libro, eso que llamamos pasar página. El fin del instituto, el fin de la universidad, un traslado si eres interino o mudarte a otro país cuando en el tuyo no te puedes quedar. Todo eso son finales, pero entre medio, podemos meter otras páginas, libros complementarios: una Erasmus, un viaje importante de negocios o de placer con tus amigos, pareja, familiares cercanos... Y otras veces son libros con un final triste: una ruptura, un fallecimiento, un suspenso... Pero creo que de todas se puede sacar algo positivo e incluso aprender de ello. Hasta en los casos más dramáticos. Sí. Estoy convencido. Es más, a veces los finales son hasta necesarios, para bien o para mal. 

Pero mientras, en nuestra mente seguiremos pensando qué habrá pasado con Harry Potter, Frodo o Bastián de La Historia Interminable. O con aquellos que un día dejamos o nos dejaron atrás. Y mientras, seguiremos también esperando el próximo final. Hasta la hora del último anexo.

FIN

martes, 29 de octubre de 2013

El cambio

Todo va a cambiar 

El mundo tal y como lo conozco, en unos meses no será así. Granada no será más Granada. Sevilla no será más Sevilla. ¿Cambiará Málaga? ¿O volverá Garrucha a ser la Garrucha de hace seis años? Y realmente no sé lo que quiero. Bueno sí, pero es imposible. Al menos de momento, quizás en estos meses inventen algo que me permita estar en varios sitios a la vez. Y si me dejara guardar los recuerdos de todos los sitios sería la hostia.

Tengo varios sueños por cumplir. Miles de cosas que hacer. Y no hay dos que sean en el mismo lugar. Me encantaría vivir un año en París. Yo, que soy anticiudades grandes me quiero ir a París. Pero se sale de las posibilidades económicas. Malditas metrópolis. Algún pueblecito de Francia sería la caña, pero sé que me acabaría amargando al final. 

¿Un país de habla inglesa? Me vendría genial, desde luego. Pero da tanta pereza.... Ciudades como Oxford, Cambridge e incluso Edimburgo no me importaría. Ciudades pequeñitas en las que no te aburras. 

Y lo más duro de todo, como a tantos le pasa y ya he dicho, es el dinero. El mayor handicap que encontramos y lo que más nos motiva a irnos. ¿Seré yo el siguiente? El tiempo lo dirá. Concretamente, el septiembre próximo. Sólo hay una cosa clara.

Todo va a cambiar