miércoles, 12 de noviembre de 2014

Por ejemplo, sonríe

Continuamente estamos empezando una nueva vida. A veces, no nos damos cuenta al momento. Nos damos cuenta después, cuando todo ha terminado. Otras veces, lo notamos enseguida. 

Por ejemplo, cuando dejas tu pueblo o tu ciudad y te embarcas en la aventura de estudiar en un lugar diferente, en el que conocerás gente diferente y en el que te ocurrirán cosas diferentes a las que estabas acostumbrado. O cuando te vas de Erasmus o con cualquier otro programa de intercambio, lejos de tu familia y amigos, casi con una mano delante y otra detrás, sin saber qué te vas a encontrar o a quién vas a conocer. Esa gente será tu familia durante los próximos meses y cuando todo termine, cada uno tomará su camino, pero todos echaréis la vista atrás y sonreiréis.

Por ejemplo, cuando conoces a alguien y ese alguien, poco a poco, cambiará tu vida. No tiene que ser solo en el amor, también lo puede ser en la amistad. Alguien que entra una noche, una tarde, una mañana en tu vida y no vuelve a salir. Esa amistad que sabes que por muy lejos que estés y por poco que habléis, los momentos que habéis vivido juntos serán inolvidables y os gustará sentaros a tomar un café o una cerveza y rememorarlos. Y volveréis a sonreir.

Por ejemplo, cuando decides adoptar un animal. Nunca sabrás cual fue su pasado, y al principio será difícil que se adapte a ti. Cuando lo haga, que te espere en la puerta cuando llegues, que venga a pedirte comida, a que lo saques de paseo, que estés cocinando y esté a tu lado, esperando que se te caiga algo para cogerlo antes de que toque el suelo, que planches algo negro, lo dejes en la cama y se suba encima para que nunca lo olvides, que se meta en tu cama antes que tú para calentarla, que se acurruque a tu lado y sientas su agradecimiento. Todo esto, cuando acabe, te volverá a hacer sonreir.

Por ejemplo, cuando empiezas un nuevo trabajo y en ese trabajo sientes que estás ayudando a alguien. Su gratitud, aunque no te la diga, la notarás. Aunque sea únicamente sirviendo un café, notas que esa persona está mal y con tu sonrisa le estás ayudando. Un niño en el colegio que se hace una herida y tú lo curas. Él te mirará como el salvador del universo, el Goku de ese colegio. Y más cosas. Todo, cuando lo recuerdes, te hará sonreír.

Y ahora, tú, que estás leyendo esto, rebuscas en tu pasado, recuerdas todos estos momentos y no te queda más remedio que, por ejemplo, sonreír.